En 1478 un caballero de Alcaraz, Diego de Sotomayor, dicta su testamento. En él comprobamos cómo sus esclavos e hijos ilegítimos han recibido unos extraños nombres (Ginebra, Lanzarote, Carlos, Conquista), que nos llevan a concluir que Sotomayor era un avezado lector de literatura de caballerías. Con el análisis de este documento se desprenden también ciertas conductas que nos ayudan a trazar algunos aspectos de la sociedad castellana de finales de la Edad Media, tales como el trato a los esclavos, las relaciones intrafamiliares o la mentalidad caballeresca del último medievo
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