Manuel Narváez, Germán López Mena
La casa se sitúa en el extrarradio del pueblo, en una urbanización ciudad jardín extensiva. Sobre la parcela primitiva un muro blanco delimita parte de su perímetro y entre otros árboles destaca un viejo almendro. La casa se organiza a partir de estas dos preexistencias. El muro se completa y levanta hasta la altura de la cubierta de la casa, transformándose en fachada. Esta doble misión del muro, cerramiento de parcela y fachada al mismo tiempo, permite leer el patio-jardín como una pieza más de la vivienda.
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