La noche del 28 al 29 de septiembre de 1902 Emilio Zola moría asfixiado en su piso de París. Ha transcurrido un siglo desde ese acontecimiento y la celebridad de Zola persiste de tal forma que Francia festeja con toda pompa el centenario de su muerte, pese a que coincide con otras celebraciones igualmente importantes, el bicentenario del nacimiento de Víctor Hugo y también del autor de Los Tres Mosqueteros, Alejandro Dumas, quien probablemente en octubre se reunirá con los otros dos escritores para compartir con ellos la última morada en el Panteón en pleno corazón de París. Zola se encuentra allí desde 1908, momento en que sus restos fueron transferidos a este insigne aunque inhóspito lugar.
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