En los Países Bajos, desde principios de la década de 1990 está en marcha un proceso de reestructuración de la seguridad social. Un elemento central del mismo es la introducción de Centros Regionales de Trabajo e Ingresos destinados a fomentar la reincorporación de las personas que viven de prestaciones a la actividad laboral remunerada y hacer que los servicios se orienten más hacia el cliente. En esos centros se supone que las instituciones de seguridad social y los servicios de empleo brindarán su cooperación, pero en la práctica es difícil ofrecerla. La propuesta de activación de los clientes apenas puede llevarse a cabo. Los problemas con que tropieza esta política son característicos de una estrategia de reforma de arriba hacia abajo en un Estado de bienestar corporatista como el de los Países Bajos.
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