Cuba se enfrenta a un futuro incierto. La desaparición quizá controlada de Fidel Castro ha abierto algunas posibilidades que la comunidad internacional estudia con esperanza. Después de medio siglo de comunismo, el país podría recuperar el ritmo de la historia. Entretanto, los cubanos viven el presente con resignación y optimismo incrédulo. Son acogedores y entrañables, pero si se profundiza un poco en la vida cotidiana, se descubren familias separadas por el exilio, matrimonios deshechos, disolución de los valores humanos y doble moral. En general, los habitantes de Cuba manifiestan amor por su país, aunque muchos de ellos se irían, si pudiesen. Más por motivos económicos que ideológicos, es cierto, pero se irían.
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