Los arqueólogos, los antropólogos y los historiadores llevan años tratando de saber quiénes habitaron Isla de Pascua, por qué levantaron unas monumentales esculturas llamadas moais, cómo las pusieron en pie y qué suma de circunstancias los dejó al borde la extinción. Pero mientras los científicos intentan desentrañar los misterios del pasado, hay otra duda bastante más actual que inquieta a los isleños: ¿qué es lo que lleva a una persona a destruir algo tan maravilloso? La pregunta tiene su razón de ser, ya que un finlandés de 26 años cortó recientemente el lóbulo de una oreja a un moai. Fue condenado a devolver el fragmento y a pagar una mula de 10.000 euros, aunque algunos isleños sugerían que se le aplicase la ley del Talión. Es decir, una oreja por otra.
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