Sintetizar la riqueza arquitectónica de Castilla y León, la comunidad-región más extensa de Europa, es una tarea difícil. Especialmente rica en cascos históricos formados en milenarios asentamientos, Castilla y León se adentra en el siglo XX cargada de monumentos, muchos de ellos declarados Patrimonio de la Humanidad. Conservar este valioso patrimonio, felicitar los casos de interrelación y adecuación a lo preexistente y actualizar progresivamente su producción -especialmente apoyada desde la creación de la Escuela de Arquitectura de Valladolid (1974)-, son las tres grandes direcciones en que se mueve la arquitectura castellano-leonesa en el siglo pasado.
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