Las fronteras desempeñan un papel económico de primer orden, aun en el marco de la globalización, y es justamente la existencia de la frontera política lo que demarca el funcionamiento y alcance de la economía internacional. La frontera Canadá-Estados Unidos, dos países que han avanzado mucho en la integración de sus economías, ilustra bien la inexistencia del borderless world. La liberalización y desregulación de los mercados, que efectivamente han venido ocurriendo, no implican la desaparición de la frontera como punto de fricción económica. Las complejidades de las distintas dinámicas fronterizas se han hecho más evidentes a raíz del 9/11, lo cual tiene importantes consecuencias no sólo para Canadá y Estados Unidos sino también para México. Se considera que los avances hacia una mayor integración económica serán más factibles entre Canadá y Estados Unidos y en menor medida con México.
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