Como modo de política - y un ejemplo vivido de crimen estatal - se ha re-emergido la tortura como un dispositivo altamente controversial en la guerra contra el terrorismo. Considerando que mucho del conocimiento reciente acerca de la tortura se enfoca en documentar y verificar patrones de abuso a detenidos, hace falta una base teórica más amplia para comprender aquella forma particular de la violación de los derechos humanos en un mundo post-9/11. Al cerrar la brecha, este trabajo se recurre a desarrollos sociales, políticos y económicos claves que contribuyen al uso contemporáneo de la tortura. De igual importancia es la necesidad de echar una mirada crítica a una cultura de impunidad que disminuye la responsabilidad por parte de oficiales políticos y militares de alto rango implicados en la tortura y el abuso de los prisioneros. El discurso que rodea la genealogía de la tortura se figura prominentemente en el análisis
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