Este artículo analiza las políticas de la Compañía de Jesús en los siglos XVI y XVII con respecto a la ordenación de mestizos y a la doctrina de pureza de sangre como un intento por parte de las autoridades jesuitas peruanas de alejar a los «impuros» de los centros de poder. Los mestizos fueron siempre sospechosos de poner en peligro la jerarquía necesaria que estratificaba el orden colonial. Partiendo de esta premisa trataré de demostrar que la exclusión de los «impuros jesuitas» no tenía nada que ver con la mezcla per se, sino con la consolidación del criollo como categoría social emergente en el Perú de principios del siglo XVII.
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