Mientras los precios de los alimentos siguen al alza, la tendencia general es culpabilizar de ese hecho al incremento del consumo en los países emergentes, o a la utilización de grandes extensiones de tierra cultivable para sembrar agrocombustibles. Unas explicaciones insuficientes, porque dejan de lado el factor que más incide en la elevación de los precios: la especulación financiera.
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