El Encuentro Internacional de Vascólogos, inaugurado en Gernika en agosto de 1980, marca el inicio de mi fecunda relación filológico-musical con José Antonio Arana. En estas páginas hago alguna reflexión sobre melodías que acompañan a textos muy diferentes, como la del villancico Oi Betleem, documentada por lo menos desde 1736 con la fábula La Fourmi et la Sauterelle. Al final dedico al homenajeado una composición con el texto de un refrán de 1596.
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