La propia esencia del riesgo biológico lo hace viable en cualquier ambiente en el que exista vida, incluso en aquéllos aparentemente estériles dada la capacidad de algunos microorganismos de crear formas de resistencia frente a condiciones adversas del medioambiente. A ello habría que añadir el desarrollo de actividades en contacto con materias primas naturales y la aparición de factores coadyuvantes nuevos como la industrialización, la edificación masiva, los movimientos poblacionales y las alteraciones climáticas que van a jugar un papel decisivo tanto en la dispersión como en la aparición de nuevas enfermedades y de otras que se ha pensaban erradicadas.
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