Con este artículo, las autoras tratan de superar el sentimiento de perplejidad que nos produce un ambiente social ambivalente, donde lo que se predica y en ocasiones se practica en torno a los valores sociales se tiñe de superficialidad. Al tiempo, se intenta provocar, en los profesionales del Trabajo Social, la reflexión y la toma de postura en la asunción de su papel de educadores, mediadores y referentes solidarios para la ciudadanía, desde el marco de unos valores democráticos y humanizantes, donde la solidaridad se constituye en fermento de cambio y transformación de la realidad social.
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