La obra vocal de Ravel es casi tan importante como su obra instrumental, y de igual calidad. En cuarenta años de vida musical activa se suceden más de cuarenta melodías, entre ellas cuatro pequeños ciclos y varias colecciones de cantos populares armonizados, un estudio de vocalización, tres coros "a capella", piezas de concurso escritas para el Premio de Roma y dos obras líricas que llegaron al éxito. Esta enumeración muestra la variedad de géneros emprendidos y el examen de las melodías muestra hasta dónde Ravel ha sabido adaptar perfectamente su estilo al texto y a la atmósfera de los poemas seleccionados.
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