La capacidad de absorber desorganización es directamente proporcional a la capacidad de desplegar estructuras eventuales en proximidad al punto de impacto.
La asistencia en PMDA se va a prestar en situaciones conflictivas, dramáticas y, con frecuencia, en condiciones adversas de luz y meteorología. El terreno en el que desplegamos deberá suplir o amortiguar las condiciones ambientales expuestas para que el rendimiento sea mejor; cualquier sitio no es bueno, hay que buscarlo sin que nos preocupe excesivamente la distancia. Si nos colocamos muy cerca del punto de conflicto, tendremos dificultades para desplegar y además nos engullirá la inercia caótica resultante. Si nos separamos, desplegamos con soltura, y las víctimas nos llegarán atraídas por nuestra visibilidad organizativa. El despliegue no tiene solución de continuidad, su desarrollo es funcional, y atenderá a criterios de salvar al mayor número de víctimas en el menor tiempo posible.
Para resolver de la mejor manera posible una catástrofe se precisan tres elementos concluyentes: a) personal organizado y perfectamente entrenado; b) elementos de despliegue en la zona; y c) logística adecuada al tiempo de despliegue y a las circunstancias medioambientales.
La organización es la clave del grupo humano, que lo transforma en equipo de gestión de crisis, dotándole de autoridad y disciplina, y marcando la dirección de sus esfuerzos.
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