En los mercados existe una tensión permanente entre el conflicto y la cooperación. Sin una fuerte rivalidad en los mercados, aparece rápidamente el riesgo de abuso y la consiguiente lesión de los intereses de los consumidores. Las empresas tendrán menos incentivos para reducir costes y actuar con efectividad. Por otro lado, la colaboración entre empresas puede facilitar la realización de transacciones y contratos que impulsen la eficiencia. Los acuerdos de cooperación pueden reducir la incertidumbre existente en los mercados, disminuir las diferencias de información entre individuos y restringir los comportamíentos oportunistas. La política de competencia debe resolver adecuadamente este dilema. Si lo consigue, las empresas se beneficiarán porque serán más competitivas.
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