Se afirma el carácter clasista de la universidad española. Se analizan las pruebas de acceso a la universidad para determinar el papel que juegan en el reclutamiento de estudiantes. También se examina la composición social de los estudiantes. Los datos resultantes muestran que los hijos de padres de clases sociales más altas suponen el 31,9% de los estudiantes, aunque sus padres representen sólo el 3,3% de la población general. Igualmente, los hijos de padres de clase media (4,1% de la población) constituyen el 14,6% de los estudiantes. Se concluye afirmando que las pruebas de selectividad no tienen un carácter marcadamente clasista, sino que refuerzan simbólicamente una selección efectuada en los niveles anteriores del sistema educativo. Es en las enseñanzas primaria y media donde actúan con más fuerza los filtros selectivos que discriminan a los estudiantes de origen social modesto. En este sentido, es muy marcada la influencia negativa que ejerce el entorno rural para el acceso de los estudiantes a la universidad, ya que son gente con menor nivel de renta, menor nivel cultural de los padres e inferior estímulo académico de la familia y el entorno
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