Lúcida como siempre, Sami Naïr señalaba que hoy vivimos un momento particularmente aberrante de la historia. Los países occidentales se presentan como los garantes de la quintaesencia de las libertades individuales y la justicia internacional. Pero su presente y pasado más inmediato están plagados de violaciones de esos mismos derechos, de guerras de saqueo, de apoyo a dictadores corruptos, de violaciones sistemáticas del derecho. Hoy como ayer se arrogan el derecho de definir qué países cumplen el derecho y quien está fuera de él. Irán es uno de estos países encasillados con el epíteto de "eje del mal".
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