Se formula un nuevo modelo que contempla las concesionarias de autopistas como empresas del sector servicios. El peaje evoluciona de mero mecanismo financiero hasta alcanzar significaciones de precio por un servicio diferencial; en los entornos metropolitanos y durante las horas con congestión el peaje regula la sostenibilidad; sobre este precio conviene aplicar una estructura tarifaria adecuada por política comercial y por equidad social. La inversión se absorbe con una involucración explícita de la Administración (que disminuye al riesgo da la oparación) y acordando algún indicador objetivo que controle los ingresos y los costes. La relación entre la Administración y las concesionarias de carreteras de altos prestaciones también debe evolucionar contemplando la concesionaria como un operador de transporte al que se le motiva de forma continua para mejorar su eficiencia y calidad (objetiva y percibida).
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados