La película de Ridley Scott Gladiator (pronúnciese en latín y no en inglés) ha supuesto la reactivación del género de lo que se solía llamar ¿películas de romanos¿ o lo que los entendidos llaman peplum, ya que ha contado en poco tiempo con dos secuelas cinematográficas: Atila y Druidas (aunque el título original más acertado para esta última podría haber sido Vercingetorix).
Fernando Lillo Redonet, en su libro El cine de romanos y su aplicación didáctica, ed. Clásicas, Madrid, 1994, mostró diversas formas de acercamiento a este cine y a cómo sacar partido de lo que ese ¿cine de romanos¿ puede aportar en el aula en un momento como el actual donde los medios audiovisuales e informáticos nos están ganando la partida a los docentes. No obstante, no hemos seguido el citado libro al pie de la letra, sino que hemos pretendido ofrecer dos ejemplos de acercamiento al mundo clásico a través del cine y, en particular, de una película que ha marcado un hito dentro del cine actual, al saber conjugar recreación histórica clásica con sofisticados y modernos efectos especiales. Merecerá la pena consultar este libro si se buscan sugerencias de ejercicios, de fuentes antiguas, análisis de películas, fichas técnicas de diversos films, etc.
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