Tomás Enrique Gómez Álvarez-Arenas
CERN, Ginebra, nueve horas y veintiocho minutos del día 10 de septiembre: el nuevo y gigantesco acelerador de partículas europeo ha efectuado con éxito su puesta en marcha. Conocido como el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), ha necesitado veinte años de trabajo, unos ocho mil millones de dólares de presupuesto y la confluencia de numerosos científicos e ingenieros altamente especializados. Más aún, ha necesitado de la fe incuestionable y la voluntad inquebrantable de unos cuantos en semejante proyecto y en lo que nos podía aportar. ...
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