El artículo aporta un recorrido por las principales paradojas éticas que se plantean hoy en día en las empresas. Dichas paradojas, como indican los autores, no son dilemas o contradicciones, sino estimulantes incentivos que reflejan la riqueza interior de la vida humana y la diversidad del medio social, cultural y económico que nos rodea. La ética, se concluye, no se puede enseñar: sólo se puede aprender; aunque, para aprenderla, resulten de gran utilidad los cursos de ética, los buenos manuales y, sobre todo, el ejemplo de un comportamiento justo y recto.
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