Pocas veces nos dedicamos a investigar y esto suele ser por cinco razones: por no darse cuenta, por dejar pasar las cosas, culpar a otros, desanimarse y tener buenas intenciones. Para ello este artículo propone dos modelos de investigación: la espiral centrípeta en la que la investigación debe comenzar por la última causa de un suceso; y la espiral centrífuga en la que se crea una hipótesis y se relaciona con las consecuencias. Por último, el artículo finaliza con el ejemplo de tres investigaciones llevadas a cabo por instituciones relacionadas con la enseñanza.
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