El envejecimiento de la población ha generado preocupaciones acerca de la sostenibilidad de los sistemas educativos públicos. La evidencia empírica no es todavía concluyente, mientras que algunos resultados teóricos presentan una cierta visión optimista (Gradstein y Kaganovich, 2004; Levy, 2005). En la presente nota se re-examina la economía política de la educación pública en una sociedad que envejece, utilizando el modelo clásico del votante mediano. El análisis normativo de edad muestra que los hogares con personas de edad avanzada introducen distorsiones que hacen ineficaces los resultados políticos, excepto en raras circunstancias. A continuación se explica que la interacción entre las consecuencias políticas y financieras del envejecimiento de la población da lugar a una relación no lineal, y posiblemente no monotónica (en forma de U invertida) entre el gasto por alumno y la proporción de hogares sin hijos en la población. La desigualdad de ingresos muestra desempeñar un papel crucial en este proceso, revelando que el envejecimiento tiene una mayor tendencia a que haya una menor provisión educativa en las economías.
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