El hecho de que 30 años después de la Revolución Islámica Irán siga siendo un asunto de seguridad nacional de primer orden demuestra que los esfuerzos de Wahington para modificar el comportamiento de Teherán no han dado sus frutos. Ni aislamiento, ni enfrentamiento. La única opción es hablar con Irán. ¿Sobre qué? ¿De qué forma? ¿Con quién? Afganistán, Irak, energía, proliferación, conflicto árabe-israelí: EE UU tiene mucho que ganar y poco que perder si cambia su política hacia la República Islámica.
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