Los suramericanos están aprendiendo a gestionar su diversidad y sus diferencias. Brasil parece encabezar la iniciativa regional más ambiciosa: la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que junto al Banco del Sur y al Consejo de Defensa Suramericano son los puntos cardinales de una región transformada a los ojos de Estados Unidos. Con los países árabes y africanos, con Europa y Rusia, los líderes suramericanos han abierto canales de comunicación y comercio hasta ahora reservados a las grandes potencias.
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