En las diferentes épocas históricas y prehistóricas, las fronteras han tenido diverso carácter. Unas veces no han existido, otras han sido muy difusas, y otras infranqueables. En el paleolítico no existían fronteras, y en la época heroica griega tampoco. Es con el advenimiento de la ciudad-estado primero y de los imperios, después, cuando se consolidan las fronteras. Tampoco durante la Edad Media las demarcaciones territoriales fueron muy estrictas. Las fronteras adquieren un carácter infranqueable en la modernidad, a partir del nacimiento del Estado moderno, y empiezan a suavizarse con la crisis del Estado moderno a partir del siglo XX. Con todo, según el autor, la construcción de fronteras no es un acontecimiento primordialmente político-administrativo. Más bien parece primariamente un fenómeno de tipo cultural y, más en concreto, de tipo metafísico.
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