Más allá de los números, las empresas deberían ofrecer una información de sus propias actividades como una fórmula de crear valor. El autor defiende que las empresas tendrían que ser capaces de arrojar luz sobre su propio potencial para poder así conocer las perspectivas de futuro. De hecho, la mayor transparencia en la información corporativa debería estar apoyada tanto por empresarios, como por profesores universitarios, auditores o autoridades reguladoras. Pero qué información complementaria está dispuesta a dar la empresa.
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