El Ayuntamiento de Madrid acometió en la etapa 2004-2007 el Plan de Reforma y Gestión Integral de la M-30, la obra de infraestructura que ha dado a la capital de España una nueva fisonomía, singularmente en el entorno del río Manzanares y en la avenida de Portugal, donde el pavimento asfáltico cede su lugar al árbol, al peatón, al ciclista e, incluso, a la playa.
Factores como la complejidad de los estudios previos, la laboriosa tramitación administrativa de los proyectos, la puesta en práctica de técnicas constructivas pioneras en la ejecución de los más de 50 nuevos kilómetros de túnel, la necesidad de realizar las obras en el menor tiempo posible para minimizar el impacto sobre el entorno urbano y reducir las inevitables molestias que unas obras de tal envergadura conllevan para conductores y vecinos, han convertido a la ciudad de Madrid en un referente mundial en grandes obras de infraestructura.
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