La escisión histórica del tronco común de la construcción en ingeniería y arquitectura a finales del XVIII produjo la progresiva fijación de unos valores ligados a la racionalidad, a los conocimientos científicos y a la mesura en el empleo de los medios, como específicos de la ingeniería civil. Desde estos valores se puede considerar el conjunto de la actividad constructora del hombre e identificar, más allá de los simples listados de competencias de arquitectos o ingenieros, aquellos invariantes que constituyen el núcleo fundamental del quehacer ingenieril. Una consideración crítica realizada desde la disciplina de la Estética, señala los siguientes: la vinculación de la obra a la naturaleza como componente esencial; la consideración primordial de la función; la existencia de una potente lógica interna independiente de los estilos; una especial consideración de lo estricto frente a lo superfluo; la evolución pausada ysuave de su quehacer; un soporte específico de la idea de tipo, como principio de transvase entre historia y proyecto; una escala de actuación que permite una privilegiada relación de la obra con la naturaleza; y la trascendencia del proceso constructivo en el diseño de la obra
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