México se ha convertido en el más importante expulsor mundial de fuerza de trabajo, y Estados Unidos en el receptor, ya que tiene una alta demanda de trabajadores. Sin embargo, la mayoría de los emigrantes mexicanos tiene una baja calificación, lo que representa una transferencia masiva de plusvalía laboral, pues resulta barata para el país receptor y funciona en condiciones de precariedad y desportección para los inmigrantes.
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