La II República española es considerada por la historiografía como una ocasión perdida en nuestra historia. En esos cinco años se intentó, con verdadero ahínco, resolver los variados y profundos problemas que acuciaban a España: el agrario, educativo, regional, militar, el problema religioso, el social... Sabemos que los políticos republicanos intentaron solucionarlos, y dado que esta tarea suponía trastocar los intereses de las clases privilegiadas -la Iglesia, los terratenientes, el Ejército o los capitalistas-, inevitablemente llegó el golpe militar de 18 de julio de 1936, y la consiguiente guerra «incivil». Se arruinaron entonces muchas esperanzas.
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