En el presente trabajo se aborda la proyección que tuvo la escuela histológica de Cajal en México. En primer lugar, se analiza la atención que despertó en los científicos mexicanos el renacer de la ciencia española y en particular los trabajos de la escuela cajaliana. Se estudia también el papel que desempeñó en su difusión Tomás Gutiérrez Perrín, histólogo vallisoletano afincado en México, discípulo de Cajal y catedrático de Histología en la Escuela Nacional de Medicina. Finalmente, se valora la contribución de los exiliados republicanos, entre los que figuran varios discípulos de Cajal, como Isaac Costero y Dionisio Nieto, quienes al reanudar sus investigaciones histopatológicas y neuropsiquiátricas en México, dieron continuidad en este país a la prestigiosa escuela de Cajal.
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