El examen de los criterios seguidos por el régimen nazi en su persecución e intento de aniquilación de los judíos europeos revela graves incoherencias con un modelo de persecución por motivos religiosos o raciales. El artículo defiende que el único sentido posible de la persecución fue cultural y, específicamente, moral. La reeducación y/o rehabilitación social de los judíos fue considerada imposible desde los inicios del régimen y del sistema de campos de concentración, juzgándose necesario establecer centros de exterminio ad hoc, los cuales, a pesar de su eficacia asesina, fracasaron en el deseo del régimen de proceder con los estándares morales requeridos y fueron por tanto sustituidos por el sistema de Auschwitz.
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