El fin de los procesos naturales no tiene una realidad física actual. De ahí que sea problemático establecer experimentalmente, por inducción, la existencia y dimensiones de la finalidad. A continuación pretendo mostrar que espíritu, naturaleza material y finalidad están implícitos en el principio de no contradicción y que, en consecuencia, son susceptibles de deducción, inequívocamente. Pese a que hoy en día esta afirmación resulte poco usual, no constituye una excesiva originalidad: de hecho, como irán señalando las referencias a pie de página, así aparece en Aristóteles.
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