La preocupación existente desde hace mucho tiempo de que el tratamiento sustitutivo con testosterona (TST) puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata (CP) se ha sometido a nuevos estudios. Los argumentos utilizados para apoyar esta preocupación carecen de base científica. La afirmación inicial hecha por Huggins de que la administración de testosterona (T) produce un «aumento del crecimiento» del CP se ha basado sólo en un único paciente. Nuevas evidencias sugieren que el TST tiene un escaso impacto negativo, si es que tiene alguno, sobre la próstata, incluso en los varones con antecedentes de CP. Se ha propuesto un modelo de saturación que es compatible con la regresión del cáncer cuando se reduce la T a niveles de castración y con la falta de crecimiento observado incluso cuando se aumenta la T sérica.
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