Marc Richir ha mostrado en obras recientes la importancia de un análisis fenomenológico de las relaciones complejas entre fantasía, imaginación y afectividad, a fin de descifrar nuestra �demasiado humana� naturaleza. La terra incognita que se deja contemplar desde tal encrucijada de conceptos es difícil de analizar y plantea el reto de comprender que no podemos �medir� nuestra �condición humana� sin tomar en consideración las dimensiones imaginativas y afectivas, las fronteras de la razón, los puntales de la institución simbólica, la presencia savage y no perceptible de la Stimmung. En este particular contexto no es un detalle, a nuestro parecer, la referencia hecha por Richir a Maine de Biran; pues él cree que Biran es el filósofo que �mejor que ningún otro, y mucho antes de Heidegger� comprendió y analizó con mayor rigor las singulares características de esta terra incognita (�continente perdido�, dice Biran) de la Stimmung, de las tonalidades, variaciones y erupciones, afectivas. Este ensayo pretende subrayar los puntos fundamentales de la posición de Richir al respecto, pero también, y sobre todo, mediar en la contribución de Maine de Biran a la comprensión de la tonalidad siempre bizarra que baña al mundo cuando nos aparece en su Jemeiningkeit.
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