El artículo plantea una reflexión ética sobre el terrorismo, especialmente sobre la cuestión de quién puede condenar el terrorismo en términos morales. Expone la discusión reflexionando sobre el conflicto israelí-palestino, aunque algunas de sus conclusiones son aplicables a otros conflictos en los que el terrorismo y las condenas del mismo son temas centrales. El autor sostiene que no hay incoherencia en pensar que el terrorismo es injustificable pero a la vez considerar repugnantes ciertas condenas del terrorismo. La razón es que existe una diferencia entre la expresión de una opinión moral y la expresión de una condena. De este modo, podría ser a la vez verdadero que el terrorismo ha de ser condenado y que algunas personas en particular no están en posición de hacerlo. Habría para Cohen dos formas de impugnar el derecho de alguien a condenar, que aquí se agrupan con las denominaciones de "¡Mira quién habla!" (o Tu quoque) y "Tú también estás implicado".
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