A raíz de los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre en suelo estadounidense, se ha remarcado cómo los medios de comunicación no sólo han sido portadores de noticias, sino sujetos de atención en sí mismos, debido a sus nexos con una perspectiva ética o bien, a una ausencia de ella. La homogeneización informativa, la polarización de los sujetos de interés y el alimento de los prejuicios, son características de lo que están logrando a través de sus prácticas informativas y, por tanto, para cambiar este panorama, tienen una responsabilidad urgente en sus manos: erigirse en tribunas que promuevan la reflexión sobre la realidad. Informar, sí, pero aparejado a una visión ética, lo cual presupone aparejar el número de muertos a las causas que están detrás de esos sucesos.
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