La Unión Europea de finales de 2002 puede ser calificada en su conjunto como zona con un relativamente reducido nivel de corrupción, aunque entre sus países miembros existan diferencias notables. El año 2004 se ha fijado como el momento en el que debe producirse la incorporación de nuevos miembros y en éstos la reducción del fenómeno de la corrupción ha sido calificado por la Comisión Europea como objetivo prioritario. La relación que existe entre PIB per capita en paridad de poder adquisitivo y corrupción es clara: prácticamente en la totalidad de los países hoy miembros de la UE así como en los de próxima incorporación se da una relación cerrada entre nivel de PIB y percepción de la corrupción, de tal modo que altas cotas de corrupción suelen ir acompañadas de reducidos niveles de PIB personal
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