La crisis energética reciente, causada por el elevado coste de los combustibles fósiles, la dependencia energética y una mayor concienciación social por emplear energías menos contaminantes, se consideran argumentos de peso para contemplar la tecnología fotovoltaica como una actividad de futuro. Los avances tecnológicos continúan a un ritmo satisfactorio aunque la caída de la demanda debido a la crisis económica mundial puede retrasar el gran objetivo que no es otro que garantizar la paridad con la generación energética a partir de combustible fósil, en estos momentos paradójicamente paliada por efecto de la propia crisis.
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