Aunque, avanzado el siglo XIX, el industrial alemán August Thyssen encargaba a Rodin siete esculturas, será su hijo Heinrich Thyssen-Bornemisza el creador de la colección familiar, formada por espléndidas pinturas, desde los primitivos hasta al siglo XVIII. Una tradición que, tras la II Guerra Mundial, continuaría, a su vez, su hijo y heredero Hans Heinrich, el barón recientemente desaparecido, quien además de completar los fondos de pintura antigua, los enriquecería con obras representativas del arte moderno. En 1993 esta colección, una de las últimas creadas a la antigua usanza, a base de intuición, constancia y un irresistible deseo de poseer belleza, fue adquirida por el Estado español.
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