El arquitecto Domingo de Andrade, maestro de obras de la catedral de Santiago, además de actuar como principal figura de su generación en Galicia, encarnó un nuevo tipo de artista capaz conjugar la práctica más brillante de su disciplina con la elaboración de planteamientos teóricos. Esa nueva dimensión abría las puertas del mundo de las Artes Liberales, para él y sus colegas más distinguidos. El presente artículo analiza el origen de la estructura conceptual del tratado Excelencias, Antigüedad y Nobleza de la Arquitectura, así como sus vínculos con la literatura apologética precedente y contemporánea.
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