En este artículo, María Elena Ramos pasa revista a la relación siempre antagónica entre la cultura como síntesis de la expresión humana formadora de sensibilidad y de identidad, y el totalitarismo como orden político que disluye la condición humana; con lo cual, revisa algunas claves del proceso venezolano, enfatizando un mensaje para las jóvenes generaciones: "La democracia no es como la madre, que siempre estará allí"
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados