El aprovechamiento industrial, básicamente maderero, responde a modelos diferenciados en función de las características climáticas, arbóreas, sociales, económicas e institucionales de los espacios a que nos refiramos. En nuestro caso escogimos dos ejemplos claramente contrastados: el de Galicia y el de la provincia conquense. El primero, en plena fachada atlántica, responde a masas forestales atlánticas, apoyada en especies de repoblación y rápido crecimiento, un carácter complementario a explotaciones agropecuarias y propiedad predominantemente bajo el régimen de mano común (montes de las comunidades parroquiales). El segundo, en el interior de la península, se encuentra en un entorno climático bastante más seco, unas especies de larga tradición y crecimiento muy lento, la ausencia de vínculos claros entre pequeñas propiedades y aprovechamientos forestales, y un régimen de propiedad preferentemente encuadrado en la tradición comunalista castellana (montes municipales).
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