Son muchas las pequeñas y medianas empresas, y especialmente los autónomos y las microempresas, que cuentan con el graduado social como asesor en diversas disciplinas como legislación laboral, Seguridad Social y prevención de riesgos laborales. El graduado social no debe limitarse en materia preventiva a acompañar o representar al empresario ante la inspección y recurrir las posibles sanciones administrativas. Su asesoramiento es fundamental, ya que no tiene interés de parte, al no poder actuar como SPA, ya que incurriría en prohibición de la propia Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
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