La economía se ha mostrado hasta ahora como la fuerza motriz de la Unión Europea. El mercado interior ha funcionado como impulsor de la Unión, dotando de estabilidad a los países miembros y facilitando la cooperación entre los mismos. La creación de la moneda única ha sido positiva para el conjunto de la Unión Europea, pero hay que reforzar el desarrollo político de la Unión, muy necesario para poder afrontar con éxito la crisis económica global que también afecta a Europa. La unión económica y monetaria debe evolucionar para poder afrontar con éxito las funciones económicas básicas de estabilidad, crecimiento, equidad y sostenibilidad, pero son necesarios nuevos impulsos políticos para poderse llevar a cabo.
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