En 1992, el gobierno mexicano puso en marcha la reforma educativa, sustentada en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y, posteriormente, en el Programa de Desarrollo Educativo 7995-2000. El propósito de este artículo es analizar el impacto de estas reformas a nivel de la escuela en el estado de Jalisco. El argumento es que la relación social capaz de mejorar la educación es la que entablan los maestros con sus clientes: el alumno y sus padres. Sin embargo, este vínculo ha sufrido una mayor presión en los últimos años, lo que contradice la supuesta sensibilidad que las reformas proporcionan
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