Estoy en Londres, y recibo carta de Sigmund Freud: "20, Maresfield Gardens... Joven español: pase por aquí mañana tarde, y así podrá conversar con el señor Zweig; y además podrá conocer a un joven y extraño compatriota suyo, un pintor llamado Salvador Dalí...". Eso hago al día siguiente, y ésta fue la charla con Stefan Zweig, luego continuada en un tiempo indeterminado y fuera de quicio.
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